La magia de las Escuelas de Frontera, en primera persona

La Argentina se conecta con Paraguay y Brasil través de Misiones y de ese modo es parte del corazón de América del Sur.
Las escuelas de frontera de la provincia son espejos de esa realidad… En ellas, grupos de niños descendientes de países europeos, de países vecinos, de ancestrales habitantes del lugar comparten armoniosamente juegos y aprendizajes.
Hablar con los docentes, nos permite conocer un trabajo excepcional: entretejen lenguas, costumbres, creencias, leyendas… y de esa amalgama surgen identidades únicas, abiertas, inteligentes.
Ver lo que ocurre en una escuela de frontera, nos permite pensar en que la solidaridad y el respeto por el otro son posibles.

La comunicación dulce y auténtica con los niños, fluida y directa con los docentes y los padres, me conectó con todos nuestros abuelos inmigrantes nuestras raíces y fuí, durante todo el encuentro, una de ellos: los sentí parte de mi vida.

A cada momento se fueron dando acontecimientos que elevaron mi espíritu a límites insospechados:
ver a los niños, jugar con ellos, compartir la comida…
hablar con los docentes, enterarme de su tarea inigualable…
observar a las madres entregadas a una colaboración generosa y eficaz y a los padres trabajando en el mantenimiento del lugar…

Y abrazar a todos fuerte, fuerte, fuerte… me hizo brotar unos inmensos deseos de entregar lo mejor de mí como orgullosa madrina del Nivel Inicial de la Escuela y de brindarme a otras con las que me relaciono.

Con el inmenso abrazo que agradezco los hermosos sentimientos llegados desde cada una de las personas conocidas ese día a mi corazón , sello mi compromiso ineludible de seguir trabajando por las escuelas de mi tierra.